En los último tiempos hemos experimentado un cambio notable de tendencia en el sector legal en relación a operaciones societarias entre firmas. Hemos pasado de ver multitud de escisiones a leer un gran número de noticias relacionadas con fusiones e integraciones entre firmas.
Se puede decir que el fenómeno de las fusiones no ha hecho más que empezar, ya que los despachos son conscientes de que si quieren seguir creciendo han de mantener un nivel competitivo muy alto aumentando su estructura.
Las expansiones llevadas a cabo por algunos despachos en LATAM y otros lugares del mundo, la incorporación de nuevas áreas de especialización que amplían la cobertura de servicios jurídicos que el despacho ofrece, e incluso las fusiones entre bufetes de abogados y asesorías fiscales y laborales, para dar un servicio integral son, a día de hoy, algunos de los movimientos más frecuentes entre las firmas de abogados.
En este proceso de fusión es importante tener en cuenta ciertas medidas de control, ya que de lo contrario, la fusión puede no llegar a producirse con éxito.
Crecer de manera inorgánica no es un proceso fácil, por lo han de tenerse en consideración ciertas variables necesarias, más allá de acordar una cantidad monetaria que satisfaga a las partes implicadas en el proceso.
Dicho interés en crecer ha de ser consecuencia de la implementación de una estrategia corporativa perfectamente estudiada. ¿A qué tipo de despacho nos dirigiremos?, ¿es el momento adecuado para incorporar más plantilla?, ¿demandan nuestros clientes nuevos servicios?, ¿estamos preparados para llevar a cabo un control riguroso tras la fusión?
Muchas de estas fusiones fracasan por no prestar importancia a cuestiones básicas como pueden ser la cohesión de culturas empresariales, la Comunicación interna, la unificación de criterios en los precios, o la orientación a todo el personal informándoles sobre la nueva fase…
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David Muro Fernández de Arróyave
Director de David Muro Consultores
